Credits: Article and images by Israel Ortega @ Revolution Watch Magazine. See the original article here - https://revolution.watch/mxl/bulova-150-anos-de-pulso-americano/
La historia de Bulova es una mezcla de audacia industrial y sensibilidad estética: nace en 1875 en Nueva York, con Joseph Bulova a la cabeza, y desde entonces la casa ha ido trazando un camino en el que la innovación técnica convive con un gusto por el diseño que trasciende modas. Esa doble fibra —la del ingeniero y la del orfebre— es precisamente lo que celebramos en este 150.º aniversario, una conmemoración que no solo mira al pasado, sino que reescribe el relato de la marca como faro de modernidad en la relojería.
En los albores de la marca, Bulova no se conformó con vender objetos bonitos: puso en marcha procesos industriales que transformaron la forma de producir relojes. Fue pionera en la estandarización de la producción en serie, un paso decisivo para acercar la precisión mecanizada a un público más amplio sin sacrificar la calidad. Ese pragmatismo industrial —esa voluntad de convertir lo artesanal en replicable y fiable— plantó la semilla de una identidad que combinaría siempre precisión y accesibilidad. El sello Bulova, desde entonces, ha sido sinónimo de relojería que llega a la vida cotidiana de la gente, pero con ambición técnica de taller maestro.
Si hay un momento que define la dimensión tecnológica de Bulova, es la llegada del Accutron: el movimiento electrónico que, en su época, fue una auténtica revolución. El Accutron no sólo ofrecía nuevas cotas de exactitud; también cambió la percepción del tiempo como fenómeno medible con una electrónica fina y sensible. Esa capacidad de desafiar los límites técnicos colocó a Bulova en el mapa de la innovación, y convirtió a la marca en un actor que acompañó, en momentos cruciales, el progreso del siglo XX. La empresa no se quedó en sus vitrinas: llevó su precisión a ámbitos tan diversos como la exploración espacial, y su nombre quedó asociado a hitos humanos de gran envergadura.
El diseño siempre ha sido la otra mitad del ADN de Bulova. Desde la estética geométrica del art déco hasta las reinterpretaciones contemporáneas, la casa ha sabido hablar con la voz de cada época sin perder una identidad reconocible. Las colecciones históricas, y las reediciones que periódicamente resurgen, son ejercicios de memoria y de relectura: rescatan formas y motivos, los pulen con materiales modernos y los convierten en relatos portátiles. Esa mezcla entre nostalgia y vanguardia explica que los aficionados no vean en Bulova únicamente objetos para medir horas, sino piezas que cuentan historias —de moda, de cultura, de mujeres y hombres que vivieron sus años marcados por esos relojes.
forjado (Ref. 98A328).
Celebrar 150 años implica, además, entender cómo una marca estadounidense supo bromear con la tradición sin ser rehén de ella. Bulova ha mantenido una elasticidad sorprendente: colabora con artistas y con el mundo del motor, explora nuevos materiales (como el carbono forjado o los bronces que envejecen con pátina), y dialoga con audiencias distintas a través de ediciones limitadas y cápsulas con fuerte carga narrativa. Es esa capacidad de conversar con diferentes públicos lo que le permite a la casa seguir vigente: el coleccionista clásico, la mujer que busca una joya con herencia art déco, el amante de cronógrafos de alta precisión… todos encuentran en Bulova una oferta coherente con su historia.
La conmemoración del 150.º aniversario reúne esas vertientes en una curaduría que habla tanto de legado como de futuro. Hay reediciones que recuperan el glamour de los años 20 y 30, piezas femeninas que rememoran la elegancia rubaiyat, relojes de inspiración militar que homenajean el pasado en la marina, y colaboraciones que unen la relojería con el espectáculo y la velocidad. Más que una colección, el aniversario funciona como un museo activo: cada pieza es una vitrina que expone un fragmento de la narrativa Bulova y a la vez lo actualiza con técnicas contemporáneas.
Pero la historia de una marca no se mide sólo en modelos: se mide en cómo sus relojes acompañan momentos colectivos. Bulova fue testigo de la transición entre un mundo industrial y otro tecnificado; estuvo allí cuando la precisión se transformó en un valor crítico para la navegación, la aviación y, más tarde, la exploración espacial. Estos vínculos con grandes episodios del siglo XX y XXI no son mera retórica de marketing; son el resultado de décadas de inversión en tecnología y en estándares de fiabilidad que otras empresas empezaron a mirar como referencia. Esa reputación técnica se combina con la sensibilidad estética y da lugar a una marca con presencia cultural.
Bulova ha sabido reinventarse sin traicionar su esencia. Su rol ha sido uno de humanización, donde las máquinas y los calibres dejan de ser sólo engranajes para convertirse en compañeros de viaje de generaciones enteras.
Tres componentes dan vida y forma a esta leyenda: innovación, precisión y diseño. En Bulova, no son meras palabras grandilocuentes. Desde el origen en 1875 hasta el hito del Accutron, la voluntad constante de la firma por “innovar sin perder la esencia” ha sido su principio rector. Ese enunciado, breve pero rotundo, sintetiza la estrategia de marca que ha guiado a Bulova por siglo y medio: una mezcla de respeto por la tradición y curiosidad por lo nuevo.
Al mirar hacia adelante, Bulova no se escuda en su archivo. La colección conmemorativa del 150.º aniversario demuestra que la marca apuesta por narrativas diversas: desde relojes que rememoran el art déco hasta piezas robustas de buceo en bronce, pasando por colaboraciones con músicos y diseñadores automovilísticos que amplían el alcance cultural de la marca. Cada edición limitada funciona como un punto de conexión entre la herencia y las exigencias contemporáneas: limitación numérica, materiales especiales y un relato que se vende tanto en lo estético como en lo emocional.
Hoy celebramos el genio de Joseph Bulova y la marca que ostenta su apellido, que industrializó la precisión, que rompió el molde con el Accutron y que hoy celebra su historia con objetos que son, a la vez, reliquias y propuestas contemporáneas.
America Telling Time: Bulova en la gran pantalla
documental que encapsula siglo y medio de precisión, innovación y cultura.
En la noche del 19 de septiembre de 2024, las luces de Nueva York se encendieron para rendir homenaje a una leyenda de la relojería estadounidense. Bulova celebró sus 150 años con una premier que combinó glamur, historia y emoción: la presentación de America Telling Time: 150 Years of Bulova, una película documental que encapsula un siglo y medio de precisión, innovación y cultura.
Más que un filme conmemorativo, America Telling Time funciona como una cápsula del tiempo: una narración visual que recorre la vida de Joseph Bulova, desde su llegada a los 19 años a la vibrante Nueva York de finales del siglo XIX, hasta la expansión de su sueño industrial y su transformación en un ícono cultural global. Con imágenes de archivo, testimonios inéditos y una banda sonora cuidadosamente curada, la película revive el pulso de la marca que acompañó —y muchas veces marcó— el ritmo de la modernidad estadounidense.
La cinta traza los momentos fundacionales: la adopción del «Sistema de relojería americano» en su fábrica de Bienne, Suiza —que le valió a Joseph Bulova el apodo de «el Henry Ford de la relojería»—; la creación de su primer reloj de pulsera femenino en 1917; y los hitos publicitarios que redefinieron la comunicación del siglo XX. Desde el primer anuncio radial en 1926, con el inolvidable «B-U-L-O-V-A, hora Bulova», hasta el primer comercial televisivo de la historia en 1941, la película muestra cómo la marca siempre estuvo un paso adelante en la relación entre tecnología, medios y sociedad.
Narrada con ritmo cinematográfico y tono emotivo, la película equilibra nostalgia e innovación. Recupera no sólo los logros técnicos —como el legendario movimiento Accutron o el cronógrafo Precisionist—, sino también las historias humanas detrás de ellos: los relojeros, diseñadores y visionarios que creyeron en la posibilidad de que la precisión fuera un valor democrático. «Desde los inicios de la historia de Estados Unidos hasta hoy, Bulova ha sido una presencia constante, marcando momentos clave con sus piezas», afirma Jeffrey Cohen, presidente de Citizen Watch America, en uno de los pasajes del filme.
La premier fue un evento global. Mientras Nueva York se vestía de gala, el estreno se replicó simultáneamente en ocho países latinoamericanos —Argentina, Brasil, Colombia, Costa Rica, Guatemala, Panamá, Paraguay y Perú—, además de proyecciones especiales en Miami y durante el Festival de Cannes. Desde entonces, la película está disponible en Amazon Prime y en el canal oficial de YouTube de Bulova, acercando el relato a una nueva generación de entusiastas.
America Telling Time no sólo celebra un aniversario: documenta la evolución de un ideal. La historia de Bulova, vista a través del lente cinematográfico, se convierte en una parábola sobre la innovación americana, el poder de la reinvención y la belleza de medir el tiempo con propósito. Al cerrar los créditos, America Telling Time deja una sensación de gratitud y permanencia: la certeza de que el tiempo, cuando se mide con pasión y precisión, puede ser también una forma de arte. Y en eso, Bulova —como lo demuestra su película aniversario— sigue siendo maestra absoluta.
Bulova Destination: el tiempo también se celebra
En el marco de su 150.º aniversario, Bulova llevó su espíritu a Panamá. Entre el Casco Viejo y el Canal, la marca celebró la primera edición de Bulova Destination, una experiencia que trascendió el formato social para convertirse en una oda al tiempo vivido.
Durante tres días, catorce creadoras de contenido de toda Latinoamérica formaron parte del Bulova Squad LATAM para reinterpretar, desde la moda y el bienestar, los valores que definen a la casa relojera desde 1875: innovación, elegancia y autenticidad.
La cita comenzó con una cena de bienvenida que marcó el tono del encuentro: sofisticado, femenino y fiel al espíritu técnico de Bulova. Al día siguiente, entre sesiones de pilates y talleres sensoriales, se presentó la colección primavera-verano, con piezas que reflejan la estética del aniversario. Los nuevos Rubaiyat Mini y Rubaiyat Season recuperan la herencia de la línea femenina más emblemática de la marca, mientras que los Prestige y Sutton completan el retrato de una relojería concebida como expresión personal.
el legado de Bulova y su impacto en la cultura popular y el estilo de la región.
En el Casco Viejo, las invitadas participaron en una sesión fotográfica donde los relojes dialogaron con la arquitectura colonial y la luz tropical. Fue un encuentro entre el tiempo histórico y el tiempo personal, capturado en imágenes que pronto recorrerán redes y escaparates.
El cierre no pudo ser más simbólico: visita al Canal de Panamá, apertura de la primera Boutique Bulova del mundo en Multiplaza Mall y una cena de gala, con la interpretación en vivo de Instinto Animal por el artista Nico Ruiz.
Más que un evento, Bulova Destination fue una puesta en escena de los valores que sostienen el aniversario: respeto por el tiempo, creatividad y pasión por innovar. Con el lema «It’s All About the Ladies», la marca celebró a las mujeres que viven marcando su propio ritmo.
Lunar Pilot x Budii: tocar las estrellas
En el marco de su 150.º aniversario, Bulova vuelve a mirar hacia el cielo. Pero esta vez, lo hace con un gesto audaz y colorido: el Lunar Pilot x Budii, una edición limitada de 5,500 piezas que reinterpreta el mítico cronógrafo que acompañó a los astronautas del Apollo 15 en 1971. El reloj que una vez pisó la Luna ahora vuelve a orbitar el imaginario colectivo, fusionando la historia de la exploración espacial con el lenguaje vibrante del arte contemporáneo.
La alianza con Thiago Rosinhole, uno de los nombres más singulares del arte pop brasileño, dota al Lunar Pilot de una nueva narrativa visual. Su personaje Budii —una figura astronauta de mirada ingenua y espíritu lúdico— se convierte aquí en embajador de un diálogo entre técnica y emoción, precisión y fantasía. Lo que en 1971 representaba la conquista del espacio, en 2025 se transforma en la conquista del color, la imaginación y la cultura.
El nuevo Lunar Pilot x Budii mantiene el rigor técnico que caracteriza a Bulova: caja de acero inoxidable de 43.5 mm, movimiento de cuarzo de alta frecuencia a 262 kHz —símbolo de la legendaria exactitud de la casa— y la suavidad hipnótica del segundero que parece fluir sin saltos. Pero su centro visual está en la esfera de Timascus, una aleación de titanio estratificada y tratada térmicamente hasta revelar un patrón único, como un remolino cósmico. Cada pieza es literalmente irrepetible: ninguna superficie es igual a otra. El resultado recuerda tanto los mapas lunares como las texturas psicodélicas de la era espacial reinterpretadas por Rosinhole.
En el reverso, el grabado de Budii en su traje espacial —flotando junto a un texto conmemorativo de la misión Apollo 15— ancla la pieza en la historia que la inspiró. Es un guiño a la exploración, a la creatividad sin límites y a la persistente curiosidad humana que Bulova ha celebrado desde su fundación.
El lanzamiento incluye un detalle inesperado: una figura coleccionable de 15 cm del propio Budii, diseñada por Rosinhole, presentada en un empaque artístico que transforma el reloj en una experiencia sensorial completa. Es horología, pero también objeto cultural: una conversación entre ingeniería y arte, entre el legado lunar y la estética del presente.
El tiempo también se aprende
Fiel a su filosofía de que la precisión comienza en las manos que la construyen, Bulova celebró en Panamá el primer entrenamiento regional para relojeros de Latinoamérica, una iniciativa inédita que reunió a más de 40 especialistas de 15 países. Bajo el nombre de CLC After Sales Service Training, el programa consolidó una visión que va más allá de los relojes: la de mantener viva una tradición de conocimiento técnico que sostiene, desde hace 150 años, la reputación de la marca.
Durante varios días, los participantes —provenientes de Colombia, Argentina, Perú, Guatemala, Costa Rica y Brasil— participaron en sesiones teóricas y prácticas impartidas por relojeros certificados de Citizen Watch Corporation, llegados especialmente desde Japón. La meta fue clara: reforzar los estándares de servicio, optimizar los procedimientos de mantenimiento y perfeccionar las técnicas de reparación de los calibres más complejos que componen el portafolio de Bulova.
En un entorno diseñado para el intercambio de conocimientos y experiencias, las jornadas se convirtieron en un auténtico laboratorio de precisión. Los relojeros abordaron temas como el diagnóstico de movimientos de alta frecuencia, la manipulación de mecanismos de cuarzo de 262 kHz y la calibración de componentes del emblemático Lunar Pilot Chronograph o del CURV. El encuentro fue también un espacio de diálogo entre generaciones: maestros con décadas de experiencia compartieron herramientas y metodologías con jóvenes técnicos que representan el futuro de la relojería en la región.
«Seguimos fortaleciendo nuestro mayor recurso: las personas», subrayó Alfredo Ramos, presidente de Citizen Latinoamérica Corporation. «Programas como éste garantizan que los valores que distinguen a Bulova —precisión, fiabilidad, innovación— se traduzcan en un servicio posventa de excelencia, sin importar el país».
Más que un curso técnico, el entrenamiento fue un gesto simbólico dentro del año del 150.º aniversario: una forma de devolver a la relojería latinoamericana la confianza y el compromiso que Bulova ha cultivado en la región. Porque detrás de cada movimiento exacto y cada segundero en marcha, hay manos expertas que afinan, corrigen y perpetúan el arte del tiempo.
Credits: Article and images by Israel Ortega @ Revolution Watch Magazine. See the original article here - https://revolution.watch/mxl/bulova-150-anos-de-pulso-americano/
