Credits: Article and images by Staff Revolution MXL @ Revolution Watch Magazine. See the original article here - https://revolution.watch/mxl/emwafest-amistad-y-arte-relojero/
En el marco de la 17.ª edición del EMWAfest, celebrado en Monterrey, EMWA y la familia Wapinski recibieron a clientes, socios y amigos en una nueva celebración de la alta relojería. El encuentro, concebido como un espacio de experiencias exclusivas, refrenda la vocación de EMWA de acercar a México lo mejor de la relojería internacional.
Fundada en 1949 por Emanuel Wapinski, la empresa ha evolucionado hasta convertirse en un referente nacional, no solo por su portafolio de marcas, sino también por la cultura relojera que ha cultivado durante décadas. Hoy, la compañía está liderada por Abraham Kleiman, CEO, y por los hermanos José, Jacobo y Mauricio Wapinski, socios directores e hijos del fundador.

Durante el evento, los directivos conversaron una vez más con Revolution sobre los retos y oportunidades del sector, la importancia de la construcción institucional y cómo los relojes se convierten en narradores del tiempo y la memoria.
México en el mapa
Para Abraham Kleiman, el balance de 2025 es positivo: «México ha retomado relevancia en el mundo. Aunque representamos un porcentaje menor del consumo global, el crecimiento de los últimos años es notable. Hoy recibimos la atención de las grandes casas relojeras, lo que implica responsabilidad, pero también nos llena de orgullo tras décadas de impulsar la cultura relojera en el país».
Construir sobre bases sólidas
Mauricio Wapinski subrayó que el crecimiento de EMWA se debe a una estrategia de construcción institucional: «Si quieres crecer, necesitas bases firmes. Este año abrimos nuestra operación en Cancún, una petición constante de las marcas, y también inauguramos nuestra segunda boutique en Estados Unidos con Jacob & Co. Ambos proyectos confirman que nuestro modelo de operación funciona en nuevos territorios».
Experiencia compartida

José Wapinski habló de la importancia de desarrollar capacidades propias, comparando a la empresa con las manufacturas relojeras que producen cada vez más in-house: «Hemos fortalecido áreas internas como marketing, sistemas y desarrollo internacional. Eso nos da independencia y nos permite aportar valor real a nuestras marcas socias».
La oferta de gran calidad que experimentamos en México —gracias a todos sus actores— conlleva un mensaje personal: cada reloj invita a una apreciación personal. Y, en su mayoría, ello comienza en la carátula. Cuando nos volvimos hacia la relojería, José no perdió la oportunidad de señalar el origen de la fascinación. «La esfera es la cara del reloj, su primera historia. Esmaltes, tapices, grabados, esqueletados… cada técnica cuenta algo. Hoy vemos una evolución enorme en este aspecto: lo que hace 30 años era raro, ahora es un arte en sí mismo. Allí reside gran parte de la personalidad de cada pieza».

Vender experiencias, no relojes
Para Jacobo Wapinski, la misión de EMWA trasciende lo material: «No vendemos relojes, ayudamos a construir memorias. Cada pieza marca un momento especial: un aniversario, un nacimiento, un logro. Se convierte en herencia, en vínculo entre pasado, presente y futuro. Eso fue lo que nos enseñó nuestro padre: no se trata de vender joyería, sino de acompañar la vida de las personas».
El tiempo como construcción
La conversación derivó hacia una reflexión sobre el tiempo mismo. Kleiman lo definió como el privilegio de celebrar: «Aquí se festeja. La vida se construye acumulando recuerdos felices, y nosotros tenemos el privilegio de formar parte de ellos». Mauricio complementó: «Uno de nuestros valores es la mejora continua. No buscamos la perfección, pero sí mejorar cada día, igual que las marcas innovan año tras año. Nuestro papel es acompañar al cliente con más conocimiento, más narrativa, más experiencias a lo largo del tiempo».
José enseguida advirtió que el reto es conocer mejor al consumidor: «Antes nos guiábamos por la intuición. Hoy debemos apoyarnos en herramientas para entender quién es nuestro cliente, qué busca y cómo se relaciona con cada marca».

Evocar la memoria
Finalmente, Jacobo Wapinski cerró el momento con una metáfora literaria: «En En busca del tiempo perdido, de Proust, una magdalena desencadena toda una evocación del pasado. Algo similar ocurre con un reloj: no es solo un objeto, sino también un detonante de recuerdos, una llave hacia momentos significativos. Eso es lo que realmente ofrecemos: piezas que evocan vida, memoria y trascendencia».
El EMWAfest 2025 no solo celebró 17 años de trayectoria, sino también la madurez de una visión que ha sabido construir el tiempo con paciencia, pasión y precisión. En cada edición, la casa reafirma su papel como puente entre la herencia relojera y las nuevas generaciones de coleccionistas, donde cada segundo se transforma en recuerdo, y cada pieza en legado.
Más que un evento, EMWAfest es una declaración de principios: el tiempo no se posee, se construye, y hacerlo con arte, propósito y emoción es el mayor de los privilegios.
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