Credits: Article and images by Israel Ortega @ Revolution Watch Magazine. See the original article here - https://revolution.watch/mxl/vacheron-constantin-grand-lady-kalla-la-joya-del-tiempo-se-viste-de-color/
Con el Grand Lady Kalla, Vacheron Constantin abre un nuevo capítulo en la historia de la alta joyería relojera. Tras el debut del modelo en 2024, la casa ginebrina presenta ahora tres deslumbrantes variaciones que incorporan piedras preciosas de color —zafiros, rubíes y esmeraldas— en una composición que trasciende la noción de reloj para convertirse en una obra transformable de arte y savoir-faire.
Desde su fundación en 1755, Vacheron Constantin ha mantenido un estrecho vínculo con la elegancia femenina, expresado en una herencia de relojes joya que abarca más de dos siglos. Desde una pieza con gemas datada en 1812 hasta creaciones transformables de los años veinte, la manufactura ha acompañado los cambios estéticos y sociales de cada época. En 1979, la presentación de la legendaria Kallista —una escultura de oro macizo engastada con 130 quilates de diamantes— marcó el inicio de una saga excepcional. Le siguieron la Lady Kalla de 1980, ganadora del primer GPHG en 2001, y la Lady Kalla Flame en 2010, que introdujo el corte Flame, registrado por la GIA. La colección Kalla, sinónimo de lujo y creatividad, es hoy un emblema del vínculo entre arte, técnica y feminidad.
Una joya con múltiples rostros

El Grand Lady Kalla no es solo un reloj engastado, sino un universo de formas y transformaciones. Cada versión —zafiro, rubí o esmeralda— incluye cuatro elementos completamente intercambiables: el reloj, una pieza de joyería central, un brazalete tipo rivière de tres hileras y un colgante sautoir. Gracias a un ingenioso sistema oculto, las piezas pueden combinarse sin herramientas, ofreciendo cuatro formas distintas de lucir el mismo conjunto. Ya sea en la muñeca, al cuello o en la mano, cada configuración evoca diferentes gestos y estilos, desde el glamour art déco hasta la elegancia de los años veinte, cuando las mujeres consultaban la hora levantando delicadamente su colgante de perlas.
Tres variaciones cromáticas
Inspirado en las líneas rectilíneas y geométricas del art decó, el diseño combina la precisión de la arquitectura con la sensualidad de las curvas. Cada modelo suma aproximadamente 45.66 quilates de diamantes, acompañados por las piedras de color que definen su identidad.

El Grand Lady Kalla – Sapphire (zafiro), en oro blanco de 18 quilates, reúne 49.72 quilates de zafiros, entre ellos un espectacular cabujón sugarloaf de 2.54 quilates. El sautoir combina 31 cuentas pulidas de zafiro azul, 20 de calcedonia y 112 perlas Akoya, dispuestas en una secuencia de brillo y textura que juega con la luz.
La versión Ruby (rubí), también en oro blanco, despliega 49.85 quilates de rubíes que contrastan con el resplandor de las perlas y la suavidad de la calcedonia rosada. En el centro del adorno principal brilla un rubí sugarloaf de 2.79 quilates, irradiando una calidez casi líquida.

Por su parte, el Grand Lady Kalla – Emerald (esmeralda), en platino 950, se distingue por su serenidad verde: 35.72 quilates de esmeraldas, incluyendo un cabujón central de 1.95 quilates. En el sautoir, las perlas se entrelazan con cuentas de crisoprasa y esmeralda, logrando una armonía entre la intensidad mineral y la pureza nacarada.
La precisión del arte
Cada piedra ha sido seleccionada y certificada por la Fundación Suiza para la Investigación de Gemas (SSEF), garantizando un nivel de claridad y color excepcionales. El engaste tipo garra, finamente trabajado, maximiza el paso de la luz y reduce al mínimo el metal visible. Un detalle casi secreto revela la maestría de la Maison: cada garra adopta la forma de una rama de la Cruz de Malta —símbolo de Vacheron Constantin—, formando cruces completas allí donde cuatro piedras se encuentran.

El corte esmeralda, presente en diamantes y gemas de color, refuerza la sensación arquitectónica de la pieza con sus facetas escalonadas y destellos discretos, mientras que el corte sugarloaf, de superficie lisa y cúpula pulida, aporta una dimensión táctil y orgánica. Este contraste entre geometría y fluidez encarna el equilibrio entre técnica y emoción que define la alta joyería contemporánea.
Un artefacto del tiempo
El movimiento de cuarzo, calibre 1212, de dimensiones reducidas (11.3 mm de diámetro, 2.5 mm de grosor), garantiza la precisión del tiempo sin comprometer la pureza estética del conjunto. Los mecanismos de cierre, así como la corona de ajuste, permanecen ocultos bajo el engaste, de modo que nada interrumpa la continuidad de las gemas. Cada Grand Lady Kalla se entrega en un estuche especialmente diseñado que incluye una acuarela original del diseño y un certificado de autenticidad.

La herencia y la búsqueda
Para Vacheron Constantin, el Grand Lady Kalla no es solo la continuación de una línea icónica, sino una declaración sobre el arte de trascender el tiempo. Desde los relojes de bolsillo con perlas de 1812 hasta las formas escultóricas de la Kallista, la Maison ha interpretado el paso del tiempo a través del lenguaje de la belleza y la artesanía. Como recuerda Sandrine Donguy, directora de producto e innovación, «la firma ha sabido reflejar en cada época los cambios de sensibilidad, los avances técnicos y los deseos femeninos, manteniendo viva una tradición de creatividad que se reinventa sin cesar».

En el 270.º aniversario de la manufactura, esta creación celebra la dualidad que define a Vacheron Constantin: precisión y poesía, técnica y emoción, herencia y renovación. El Grand Lady Kalla convierte el tiempo en una joya viva, destinada a acompañar a quien lo lleva en los momentos más luminosos de la vida.
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